Premio por buen manejo de regalías para proyecto de investigadores de la Universidad de Caldas. El Departamento Nacional de Planeación premió el pasado mes de diciembre al proyecto Innovación biotecnológica para el aprovechamiento de residuos residuos agroindustriales en el departamento de Caldas. Este proyecto, ganador en la categoría de innovación entre más de 230 a nivel nacional, fue liderado por los profesores Sandra Montoya Barreto —egresada U.Caldas— Luis Fernando Gutiérrez Mosquera y Óscar Julián Sánchez Toro.
Importancia del premio
Desde que se inauguró el Sistema General de Regalías en 2012 hasta 2017, las auditorías de la Contraloría General de la República han reportado cerca de 840.000 millones de incidencia fiscal en recursos de regalías, es decir, “obras en riesgo de generar pérdidas por esta cifra” (cita y cifras de la Revista Semana y la Revista Dinero). Estas obras son construidas con recursos que deberían destinarse a solucionar las necesidades básicas insatisfechas de los departamentos y municipios. El reconocimiento que recibió el proyecto destaca a los mejores proyectos en “priorización, ejecución, gestión e impacto de los proyectos financiados con recursos del Sistema General de Regalías”. Sandra Montoya Barreto, egresada del Doctorado en Ciencias Agrarias y coordinadora administrativa explica:
Impacto
“El monto del proyecto no fue exageradamente alto; hay proyectos con unas cuantías de 18 mil, 20 mil millones o más, es decir, con poquito hicimos mucho (…): el proyecto completo fue de 4.300 millones aproximadamente, de los cuales la Universidad de Caldas hizo un aporte de 2180 millones. El dinero que se solicitó al Sistema General de Regalías fue una suma de 2054 millones de pesos. Con el dinero se pudo, entre otras cosas, ampliar la Planta en infraestructura física, comprar alrededor de 900 millones en equipos. Esto es aumentar el inventario a la Universidad”.
Se refiere a la Planta de Bioprocesos y Agroindustria de la Universidad de Caldas, de la que es directora y la cual está apalancada en gran medida por el proyecto. Esta planta, inaugurada también en 2012, es un proyecto único en el país: utiliza solo residuos y desechos como materias primas en la producción de bioproductos. Su importancia como modelo para el país es crucial, pues en Colombia solo se aprovecha el 17 % de las 11,6 toneladas de residuos sólidos que se producen al años.
“Pero no solamente es importante por los equipos -agrega Montoya-, sino porque esta es una institución pública y esos equipos están al servicio de la comunidad universitaria, del sector productivo y de la sociedad en general. Entregamos becas de formación de alto nivel a nuestros estudiantes”.
“Ese fue el primer objetivo del proyecto, la formación de talento humano a nivel de maestría y doctorado”, sostiene Óscar Julián Sánchez, investigador responsable del proyecto. Sánchez es Director del Doctorado en Ingeniería y del Grupo de Investigación en Alimentos y Agroindustria que tiene categoría A1 (máxima categoría que otorga Minciencias) y que está asociado al proyecto:
“Nos sentimos muy orgullosos de ello. Con recursos del proyecto financiamos no solamente la mayor parte de la matrícula, alrededor del 90 %, de egresados de la Universidad en su mayoría; sino que también financiamos su manutención, para 3 estudiantes de la Maestría en Alimentos y 4 estudiantes del Doctorado en Ciencias Agrarias (…). Pero lógicamente esto genera grandes retribuciones: tenemos unos estudiantes vinculados de tiempo completo en el proyecto, produciendo para el proyecto.
Otro de los objetivos fue el de desarrollar biotecnologías de aprovechamiento de residuos valiéndonos de toda la experiencia tanto de la Planta de Bioprocesos y Agroindustria así como de los miembros del grupo de investigación. Tienen que ver con tecnologías emergentes, con nuevas formas de compostaje, con suplementación de nutrientes, con el cultivo de hongos macromicetos (la profesora Sandra es experta y líder a nivel nacional), hongos medicinales, hongos alimenticios, la obtención de sustancias bioactivas o substancias de alto valor agregado a partir de estos hongos (…), el aprovechamiento del plasma sanguíneo bovino como medio de cultivo para fermentaciones industriales, entre otros temas”.
Uno de los mayores logros del proyecto en este enfoque fue el desarrollo de la patente de un biorreactor con derecho a explotarla comercialmente en Colombia y en Estados Unidos.
“Las patentes no solo consisten en demostrar que hay un proceso, un equipo, que un servicio es innovador o novedoso; se trata además de demostrar que se pueda explotar. Estamos en la primera etapa que es el trámite (…) y que es un derecho de explotarla comercialmente durante 20 años. Ya es un reto de la Universidad hacer la comercialización de la misma para que ingresen unos recursos”.
El tercer objetivo del proyecto tuvo que ver con desarrollar enfoques de innovación entre los cuales destaca, por ejemplo, el desarrollo de unas tecnologías de cavitación (condensación de líquidos sin cambio de temperatura), una articulación junto con las empresas de aseo de los municipios de la Dorada y de Aguadas, y la conformación de unas asociaciones de recuperadores o recicladores en estos municipios.
“El mismo proyecto evaluó las aguas residuales de los rellenos sanitarios de estos municipios, unos lixiviados bastante contaminantes. Para eso se desarrolló una tecnología aplicando la cavitación hidrodinámica”- amplía Sánchez-. “Nuestro objetivo era también llevar a cabo un impacto en los municipios. Esto va de la mano de capacitaciones, de la estructuración de unos planes de negocios (…) y también planes de negocio para aprovechar los desechos que allí se manejan con la estructuración de una red de aliados. El propósito era que estas empresas o las mismas asociaciones pudieran tener una vinculación con el sector productivo”.
En Aguadas el proyecto logró crear un proyecto piloto para la producción de madera plásitca: “lo que se intenta hacer con ese plan de negocios es tratar de contribuir a buscar recursos para que ellos puedan montar una planta de producción -sostiene Montoya-. Aguadas es un municipio que tiene dos cultivos esencialmente: aguacate hass y mora. La mora es un cultivo que necesita estacones: para que las plantas no se caigan al suelo. Los cultivadores están ingresando a las zonas de reserva de Aguadas y dañando los árboles, para producirlos. Los estacones de madera no duran sino máximo dos años; si se hacen de madera plástica, podrán durar muchísimos años más: por lo menos 20”.
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Boletín Nº12
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